jueves, 22 de agosto de 2013

YANASARA, BELLO RINCON ANDINO





Un viaje a la provincia de Sánchez Carrión, no estaría completo si no se visita Yanasara, un bello rincón interandino a orillas del río Chuzgón. Desde Huamachuco a este balneario de aguas termales hay treinta kilómetros que se recorren el aproximadamente tres horas por una carretera más que interesante atravesando pintorescos caseríos como Sausacocha, Yanac, Olichoco, el siempre temido paso del Potrerillo y Anamuelle, ruta que nos permite apreciar paisajes inolvidables. Unir ambos lugares significa descender desde los 3 169 m.s.n.m. en que se ubica Huamachuco a los 2 200 m.s.n.m. en que se encuentra Yanasara.



La carretera empieza a descender luego de pasar la laguna de Sausacocha. Después de Yanac, a la derecha se presenta la quebrada que conduce las aguas del rio Olichocho al rio Chuzgón. Desde Anamuelle se divisa, en su mayor extensión, el valle del rio Chuzgón que corre entre los flancos de la cordillera Occidental y la Central de los Andes cuyo recorrido terminará al encontrarse con el rio Marañón en su paso hacia la selva amazónica. Al frente, podemos divisar los caseríos de Chalar y Cochabamba, abajo Yanasara y mas allá el puente Pallar desde donde parte la carretera que lleva hacia Calemar al pie del Marañón, célebre por ser el lugar donde se desarrolla la novela “La serpiente de oro” del ilustre Ciro Alegría.





Dejando la carretera que se dirige a Pataz se toma el desvío hacia el Albergue “Padre Jaime Gari” donde uno se puede hospedar con toda comodidad. Al frente están las aguas termales, que por su infraestructura, han hecho célebre a este hermoso rincón andino. Pocos lugares en serranía liberteña nos aseguran buen alojamiento y alimentación, esmerada atención además de hermosos paisajes. En este paraje, de clima templado y agradable, ya no ingresa señal para los teléfonos celulares así que el “descanso y relax” están asegurados. La obligada fogata por la noche, en la que los cuentos de terror son un componente inherente, hacen de ella un recuerdo inolvidable; con mayor razón si aparecen las estrellas fugaces en el firmamento.



Las horas en Yanasara pasan lentas. En medio de la naturaleza, entre sauces, eucaliptos y campos sembrados de panllevar, uno puede preguntarse ¿Cómo es posible que mucha gente no conozca este pequeño y apartado paraíso? Las vivanderas, al pie de los baños termales, están prestas para ofrecernos el chicharrón con mote, el cuy con ajiaco, el caldo de gallina o carnero; otras, las frutas frescas que traen del Marañón, allí están los plátanos, las limas, los limones dulces, las naranjas y las paltas. Los hornos caseros entregan cada mañana el riquísimo “pan serrano”, tan diferente al de la costa. Todo un regalo de Dios.

Ni que decir del reparador chapuzón en la piscina de aguas termales a 40 º de temperatura. Si uno prefiere puede utilizar las pozas privadas o las duchas. Hay para todos los gustos. Estas aguas afloran naturalmente al pie del cerro y son canalizadas hasta las instalaciones debidamente acondicionadas para su disfrute. Análisis realizados nos informan que éstas contienen cloruro de sodio, cloruro de calcio, sulfuro de sodio, hiposulfito de soda y hiero, siendo muy beneficiosas para combatir el reumatismo.
Por sus características Yanasara es uno de los lugares que no provoca dejar, aquellos en los que uno quisiera permanecer más tiempo, de allí su importancia turística. Es un lugar donde se combina el bello paisaje natural y los buenos servicios que se prodigan en el albergue a cargo de los sacerdotes franciscanos. Toda una seguridad para el viajero. Un lugar donde un buen libro o una buena conversación se privilegian.

Yanasara, a mi criterio, está llamada a ser uno de los lugares que todo liberteño debe conocer “antes de morir” y como su paso por Huamachuco es obligatorio, debemos interesarnos por visitar también Markahuamachuco, Wiracochapampa, la laguna de Sausacocha, su Plaza de Armas con sus alegorías botánicas y sentir del mensaje histórico que trasunta la ciudad, cuna de José Faustino Sánchez Carrión, capital que fuera declarada “Ilustre y fiel ciudad” por don José de San Martín y “Tierra clásica de patriotas “ por Simón Bolívar. Toda una garantía de un viaje inolvidable.

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